Historia. Orígenes

Desamortización y el Instituto de Segunda Enseñanza.

A lo largo del siglo XIX se suceden una serie de desamortizaciones mediante las cuales se expropiaron forzosamente bienes de la Iglesia Católica y de las órdenes religiosas, así como los baldíos y las tierras comunales de los municipios. La más conocida es la Desamortización de Mendizábal (1836-1837), aunque la precedieron y siguieron otras. De esta manera, se pusieron en venta mediante subasta grandes cantidades de tierras, edificios, pinturas, esculturas y libros a precios muy bajos. Algunos libros acabaron con destino en las bibliotecas públicas.

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Fig. 1. Plano con la situación de los municipios cuyos conventos fueron desamortizados. Fuente Archivo de la Diputación Provincial de Ciudad Real (Mapa Javier Alonso).

En la provincia de Ciudad Real las requisas documentadas a los más de cincuenta conventos ascendieron a no menos de 16.100 libros, aunque la cantidad total fue mayor y nunca se podrá saber cuántos fueron.

Siguiendo órdenes gubernamentales, los fondos desamortizados se depositaron en las bibliotecas de las universidades y en las de los institutos de segunda enseñanza donde debían ser custodiados.

En Ciudad Real, durante 1843 se inaugura el Instituto de Segunda Enseñanza "Maestro Juan de Ávila" en el antiguo Convento de la Merced, que desde el 1 de noviembre de 1843 tornó su función de religiosa a docente. Al año siguiente se depositaron los fondos desamortizados en este centro, fecha de la creación de la biblioteca pública provincial, que recibía además los fondos de la biblioteca del propio convento.

 

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Fig. 2. Instituto de Segunda Enseñanza. Inauguración. 1843. Foto El Sayón.

Durante los años 1844 y 1860 la biblioteca se encontraba en un entresuelo de techo bajo y pocas luces. Hacia 1857 constaba de 1.440 volúmenes que con posterioridad aumentarían. Así, dos años más tarde, se custodiaban unos 3.400. El primer inventario escrito en el 1857 indica que el fondo de la biblioteca lo formaban 1.440 volúmenes. Dos años más tarde, se custodiaban unos 3.400 y en 1882 de 4.679.

En 1860 la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos solicitó informe privado al gobernador civil de la provincia y al director del instituto sobre la situación de la biblioteca (BNE-A, Junta L-01, fol. 78 y Junta 137/079), tras lo cual D. Ramón García Aguado, Catedrático substituto, se ofreció a catalogar los fondos haciéndolo en borrador, en papeletas sueltas y en tres tomos encuadernados, seguramente los primeros catálogos. Si en el año 1859 el inventario arrojaba una cifra de 3.400 volúmenes, D. Ramón García da la cifra de 5.000 volúmenes.

Un año más tarde, tras la catalogación de los fondos, el gobernador civil de Ciudad Real propone que se declare pública a la biblioteca del Instituto y se destine en ella un ayudante de bibliotecas (BNE-A, Junta L-01, fol. 116 y Junta 138/028) lo cual no se consigue, por lo que a partir de 1864 se encarga de la biblioteca un catedrático del Instituto de Segunda Enseñanza. Así mismo se instó al Instituto a que se procurara un local mejor para la biblioteca (BNE-A, Junta L-01, fol. 198-199 y Junta 138/107). Posteriormente, en 1866, se construyó una estantería para colocar 1.000 volúmenes, así como mesas y sillas para el servicio público.

A pesar de los cambios legales y de la dotación de personal indica el bibliotecario en 1881 que “al tomar posesión el 1º de enero, me encontré con los libros que la constituyen hacinados en dos o tres habitaciones de este establecimiento...”. (Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 8, p. 341).

Debido a las necesidades que demandaba la Biblioteca, hacia 1881, gracias a las gestiones del vice-director D. Federico Galiano y a la Diputación Provincial, se trasladó a un local situado en una nave en la planta alta del mismo edificio “con una magnífica estantería” construida a expensas de la Diputación Provincial. Al local se le agregaron dos salas, siendo una el despacho del bibliotecario. Ambas instituciones, la Diputación Provincial y el Instituto, realizaron estudios y gestiones para proponer que la Biblioteca se convirtiera en Biblioteca Pública, "pensamiento generoso al que hubieron de renunciar obligados por la cuantía del importe". (Tolsada Gómez, Manuel. Memoria de la Biblioteca del Instituto de Ciudad Real, 1900).

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Fig. 3. Fotografía de la Biblioteca Pública de Ciudad Real. 1915. AGA 31/4750

Desde este momento la Diputación Provincial dotó presupuestariamente a la Biblioteca para adquisición de libros. Los fondos también se incrementaron con distintas aportaciones de diversos ministerios del que dependía, volúmenes de la disuelta Sociedad para la Instrucción de la Clase Obrera de Ciudad Real, etc. En 1882 la biblioteca contaba con 4.679 volúmenes, cantidad inferior a la reseñada en 1860, lo que parece demostrar la falta de control propició el préstamo sin devolución de grandes cantidades de fondos.

Por Real Decreto de 10 de enero de 1896 la biblioteca se convierte en Biblioteca Pública Provincial, lo cual implicaba que el Ministerio dotara de fondos directamente a la biblioteca en vez de al Instituto, así como estar dirigida por un miembro del Cuerpo Facultativo de Bibliotecarios, Archiveros y Anticuarios. Ante la falta de personal se resuelve por la Dirección General de Instrucción Pública de 6 de marzo de 1899 que el Archivero de Hacienda también se hiciera cargo de la Biblioteca, tarea que recaerá oficialmente en D. Manuel Tolsada, aunque ya ejercía oficiosamente desde hacía años.

Previamente a la apertura al público se tuvo que catalogar la colección bibliográfica. D. Manuel Tolsada solicitó a tal fin al Ministerio el 17 de agosto de 1898 autorización para dedicar horas de su trabajo en el Archivo de Hacienda a la catalogación de las colecciones de la Biblioteca Provincial y la del Instituto de Segunda Enseñanza (BNE-A, Junta L-255/017), lo cual relata de la siguiente manera en escrito del 2 de octubre de 1.900: “Durante dieciocho meses me dediqué a la catalogación de los volúmenes de la Biblioteca […]” (BNE-A, Junta L-255/017, fol. 21v).

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Fig. 4. D. Manuel Tolsada Gómez. Fotografía Diario Lanza, 1 de octubre de 1975.

Finalmente, el 1 de octubre de 1900, gracias a los desvelos de D. Manuel Tolsada Gómez, se abrió la biblioteca al público en general, inauguración del servicio público, "beneficio que disfruta Ciudad Real por vez primera” (BNE-A, Junta L-255/017, fol. 21v). Contaba con 20 puestos de lectura, abriendo con un horario reducido de dos horas de tres a cinco de la tarde (BNE-A, Junta L-255/017, fol. 21v), pues la principal vocación del facultativo se producía en el Archivo Provincial de Hacienda. En este momento la biblioteca contaba con un fondo biblioráfico de unos 4.000 volúmenes. Los usuarios de esta primera biblioteca fueron casi exclusivamente profesores y alumnos del centro, aunque la idea de apertura pública siempre estuvo en su ser, indicando Tolsada “a nadie que entrara en la biblioteca se le preguntaría por su lugar de nacimiento”.

Tenemos noticia que durante algún tiempo D. Antonio Cerrajería y Cavanilles estuvo destinado en la Biblioteca, pero pronto causa baja y el 29 de mayo de 1900 se ordena a D. Manuel Tolsada hacerse cargo otra vez de la biblioteca del instituto y continuar al mismo tiempo con sus labores en el archivo.

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Cantidad de volúmenes en la Biblioteca Provincial de Ciudad Real

Cargado de buenas intenciones y entusiasmo, la acogida del público y los estudiantes a la biblioteca pública no fue el que esperaba Manuel Tolsada, indicándose en la Memoria del Instituto de Segunda Enseñanza 1904-1905 “los estudiantes en particular, que ni acuden una sola vez en el año para distraerse con amenas lecturas ni conocen siquiera la riqueza inmensa que allí se custodia”. A pesar de ello, en la prensa la publicidad del centro incluiría a la biblioteca como bien destacado.

La situación de la biblioteca provincial incluida en el espacio del propio instituto fue objeto de una fervorosa colaboración y de fricciones entre ambas instituciones, como por ejemplo el uso particular por parte del Instituto del legado testamentario de 1.000 libros realizado por D. José Clemente Patricio a favor de la Biblioteca (BNE-A, Junta L-04, fol. 21v-22v y Junta 141/061). También ocurriría lo propio con el legado de D. Luis Delgado Merchant (BNE-A, Junta L-04, fol. 24v-26v y Junta 141/064).

Durante esta época la biblioteca se nutre de fondos procedentes del Ministerio de la Dirección General de Obras Públicas, Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio, la Dirección General de Instrucción Pública.

En esta primera época, tenemos referencia a un encargado de la biblioteca en el año 1914, D. Antonio Abad Ávalos. También se hace palpable el interés del presidente de la Diputación Provincial, D. Rafael Cárdenas, por el enorme esfuerzo en la adquisición de fondos para la biblioteca.

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